La cosmovisión realista, propone un relato apegado a la
realidad; nos aproxima a los objetos, a los lugares, personas y hechos con la
palabra justa, con el fin de captar entre sus letras ese contexto irrefrenable,
los detalles, los mundos íntimos.
Para poder entender esta cosmovisión, se
debe considerar que la literatura representa la realidad, la construye, pero no
es un reflejo de ella. Esta construcción de la realidad es una construcción
estética, porque para representar la realidad, un autor necesita recurrir a
elementos específicos del discurso literario que tienen como finalidad crear
belleza. Pero, no solo es una construcción estética sino también, ideológica,
porque está condicionada por las ideas del autor, sus compromisos o
aspiraciones; por lo tanto, su narrativa va estar teñida de su subjetividad,
entendiendo como tal aquello que define al escritor como persona (ideas,
pensamiento, sociedad en la que vive); por lo que el lenguaje que utilice
pertenecerá a la comunidad en la que está inserto y no será inocente ni “puro”,
sino que contendrá los sentidos que esa sociedad fue elaborando a lo largo de
su historia.
Una de las formas de entender la literatura
dentro de esta cosmovisión, entonces, es como discurso social, es decir, un
discurso literario que se nutre de los temas que preocupan al humano y también
de esos discursos sociales que producen diferentes formas de conocimiento.
Teniendo en cuenta esto, durante el recorrido por esta cosmovisión abordaremos diferentes
formas de representación de la realidad: la de las minorías, la de la violencia
y la de la cultura de masas.
El realismo literario del siglo XIX
El
Realismo es una tendencia artística europea que se enmarca,
aproximadamente, en la segunda mitad del siglo XIX y que aspira a
reflejar la realidad cotidiana de modo objetivo. La burguesía revolucionaria
que impulsó el movimiento romántico se convierte en la clase social dominadora
y tiende hacia postulados más conservadores, imponiendo una nueva visión de la
vida y del ser humano.
La sociedad española en la segunda mitad del siglo
XIX.
Este período tiene
como acontecimiento político más trascendente la revolución progresista de
1868, llamada “La Gloriosa”. Esta revolución introdujo los más avanzados
valores de justicia social y democracia en un ambiente de libertad (así, se
establece el sufragio universal para los hombres, la libertad religiosa, la
libertad de prensa, entre otros logros). El liberalismo progresista burgués y
las organizaciones obreras, ambos amordazados y reprimidos durante el reinado
de Isabel II (1843-1868), eran el apoyo más firme para la revolución. Pero en
1874 el general Pavía disuelve las Cortes y se pone fin al experimento
republicano, liquidando todas las esperanzas de avance significativo en la
articulación de una sociedad más justa y solidaria. Un año después, Alfonso XII
regresa a España y comienza la “Restauración”, que se extiende hasta 1902. Se
trata de un largo período en el que los conservadores y liberales alternan en
el poder pacíficamente.
Una nueva clase
social, el proletariado urbano, se organiza para reivindicar sus derechos. Los
enfrentamientos este los movimientos obreros y la burguesía serán constantes en
esta época, y esta pugna se verá reflejado en la literatura.
Durante este período
España pasa de ser un país preindustrial a otro semi-industrializado (con el
consiguiente desarrollo de la industria pesada, los transportes, medios de
comunicación, la agricultura, la medicina, etc.). Gracias a las mejoras
económicas, la población aumenta considerablemente. Un número mayor de
personas tienen acceso a la cultura, aunque los ideales de la Revolución del 68
de educación generalizada fueron abandonados muy pronto (en 1877, alrededor del
70% de la población española era analfabeta).
El desarrollo
científico y técnico provocó una reacción contra el pensamiento idealista que
imperaba en la primera mitad del siglo y da lugar a la aparición de nuevas
concepciones filosóficas (como el positivismo) que se caracterizan por
considerar la observación concreta y la experimentación como la única realidad
digna de tener en cuenta. Por su parte, la ciencia recibe un fuerte
impulso. Gran importancia adquiere Charles Darwin a raíz de la publicación de
su libro: Origen de las especies (donde defiende su teoría de la evolución: las
especies actuales son producto de la adaptación al medio y de la lucha por la vida
de los individuos mejor dotados).
Estas ideas influyen
poderosamente en la literatura del momento, sobre todo en el Naturalismo:
·
Se dará una prioridad a la descripción de personajes
marginados en ambientes sórdidos y miserables. Junto con los personajes
burgueses, otros más inquietantes (subproletariado, locos, pobres, mendigos,
etc.) se erigen en protagonistas de la mejor literatura realista, narrando sus
miserias cotidianas para sobrevivir en una sociedad hostil.
·
Nuevos procedimientos artísticos se imponen como
modo de creación. La observación minuciosa de la realidad por parte del autor
desemboca en un relato objetivo, totalizador pero minucioso, de los personajes
más variados, donde se muestra (y, a veces, se demuestra) cómo influye el medio
social y la herencia congénita en el destino de los individuos.
Características del Realismo
·
Reproducción fiel y exacta de la realidad.
·
Presenta oposición con el romanticismo en su rechazo
de lo sentimental y lo trascendental; en cambio, intenta reflejar la realidad
individual y social.
·
Se opone directamente a la literatura fantástica.
·
Las obras reparten su atención por igual a los
personajes y a los ambientes sociales (preferentemente urbanos, y
minuciosamente descritos). Los protagonistas son individuos analizados
psicológicamente de manera muy exhaustiva, de modo que el lector conoce hasta
los más íntimos recovecos de su alma.
·
Hace un uso minucioso de la descripción, para
mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso
lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas
políticos, humanos y sociales.
·
El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos
registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a
los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e
interactúan influyendo en otros.
·
Las obras muestran una relación inmediata entre las
personas y su entorno económico y social; la historia muestra a los personajes
como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
·
Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva
posible.
·
Reproducción exacta y completa de la realidad
social. Todos los temas pueden ser objeto de atención por parte del escritor,
desde los más heroicos hasta los más humildes. Para lograr este objetivo el
escritor se documenta minuciosamente (mediante lecturas y sobre el terreno)
sobre el tema que desea tratar.
·
La necesidad de describir profundamente el interior
de los personajes determina la presencia de un narrador omnisciente (es decir,
aquel que conoce con detalle el pasado y el presente, y es capaz incluso de
anticipar el futuro de los personajes. Saca a la luz los pensamientos más
íntimos de sus criaturas y no duda en dirigirse al lector para comentar sus
comportamientos
·
Las acciones de las novelas responden a hechos
verosímiles localizados en lugares concretos y reales bien conocidos (como
Buenos Aires) o con nombre imaginario de trasfondo real.
Características del naturalismo:
·
Protesta contra la tiranía académica y la abolición
de las reglas clásicas.
·
Imitación de la naturaleza como norma suprema del
arte, es decir, su adoración por las gentes primitivas.
·
Minuciosidad descriptiva: el arte es una fotografía.
·
Descripción realista: observación y presentación de
la vida según el temperamento del escritor.
·
Supervaloración de lo patológico y morboso;
individuos con aberraciones sexuales, maniáticos, criminales, etc.
·
Anulación del elemento espiritual en el ser humano
que queda en poder de las fuerzas deterministas de la materia.
·
Pesimismo, preferencia por los ambientes bajos y por
los tipos anormales.
·
Lenguaje popular y estilo descuidado; ausencia
de lirismo.
·
No se pretende divertir sino enseñar.
Nota: tener en cuenta que el naturalismo forma parte del realismo
literario.
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