“Boquitas pintadas” De Manuel Puig
La fragmentación
La literatura del siglo XX ha
producido numerosas expresiones que buscaron romper con las poéticas
tradicionales .Entre las manifestaciones más claras de esa voluntad
transgresora se encuentran los llamados textos híbridos, cuyas apariciones se incrementaron notablemente
a partir de la década de 1970.Se trata de una serie de textos muy distintos
entre sí, que generalmente resultan
inclasificables, pero que comparten una
preferencia por la heterogeneidad, lo caótico y lo fragmentario.
Los textos híbridos presentan
algunos rasgos recurrentes:
La tendencia a presentar problemas, interrogantes o
ideas que no se encuentran cerradas, y dejarlos sin solución.
La invitación al lector a comenzar la lectura del
libro por cualquier parte. Esta libertad de la lectura hará de cada lectura una
experiencia absolutamente particular.
Boquitas pintadas, la segunda novela de Manuel Puig, publicada por primera vez
en1969
Esta novela posee algunas de las características más
habituales de los textos híbridos, por ejemplo, multiplicidad de técnicas y de
voces que le dan forma.
En Boquitas
pintadas, los distintos fragmentos de discursos constituyen una unidad, es decir, la suma de las piezas sueltas
narra una historia.
Géneros discursivos
Géneros discursivos primarios: (simples) se constituyen “en la comunicación
discursiva inmediata”. Ejemplo: una carta familiar, una charla informal.
Géneros discursivos secundarios: (complejos) son
las novelas, dramas, investigaciones científicas, grandes géneros periodísticos,
etc.
El folletín
“Folletín” es el subtítulo que Manuel Puig eligió para su obra Boquitas
pintadas. El folletín es un
género que dio lugar a lo que hoy día
podemos ver a diario por televisión: las telenovelas. Generalmente, las
historias folletinescas eran melodramáticas, y los autores, para satisfacer el
gusto del público, solían recurrir a importantes dosis de violencia y de
emotividad.
Las características principales del folletín son:
Su
modalidad de publicación: aparecían en diarios y revistas en entregas sucesivas, casi siempre
semanales, mediante las cuales se contaba la historia.
La
necesidad de mantener el suspenso en el desarrollo de la historia, que generaba
finales del capítulo con un alto nivel de tensión, con el objetivo de
asegurarse que los lectores permanecieran intrigados para que adquieran y
leyeran la siguiente entrega.
La
urgencia en la tarea del autor, que a veces debía entregar el material un día para
otro. Esto traducía a una escritura poco cuidada, sin tiempo para corregir y
ajustar cuestiones relacionadas con hechos o personajes, lo que podía derivar
en inconsistencias narrativas.
Un
nuevo público lector, caso exclusivamente femenino, recientemente alfabetizado, de los
sectores medios y populares.
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